Dos estudios lo atribuyen al aumento de la "hormona del amor". Un animal doméstico es capaz de brindarnos una experiencia emocional similar a la del contacto con los niños.

Dos nuevos estudios japoneses demuestran que luego de jugar con sus mascotas los dueños sufren en su interior un "estallido" de una hormona asociada con el instinto maternal, el enamoramiento y el placer. Es la oxitocina, conocida también como la "droga del amor", que disminuye el estrés, combate la depresión e influye en la construcción de la confianza entre las personas.
Los biólogos convocaron a 55 personas con sus mascotas para participar en una sesión de juegos en el laboratorio y antes y después de jugar y participar les midieron los niveles de oxitocina mediante un análisis de orina.
Luego, los investigadores le pidieron a otro grupo de participantes que se sentara en una habitación y tratara de evitar en todo momento el contacto visual con sus animales.
Descubrieron que el nivel de oxitocina en los participantes que habían pasado mayor tiempo haciendo contacto visual con sus mascotas era 20% más alto. En cambio, los niveles de la hormona en quienes no habían podido mirar a sus mascotas fueron levemente más bajos que al inicio del estudio.
El contacto visual es positivo para el vínculo entre el dueño y su mascota. Un aumento excesivo de esos niveles de la "droga del amor" podría explicar por qué jugar con perros puede mejorar el humor y reducir los síntomas de ansiedad y de depresión.
La oxitocina podría explicar por qué algunos dueños parecen tener más devoción por sus perros que por sus familias.
Los biólogos convocaron a 55 personas con sus mascotas para participar en una sesión de juegos en el laboratorio y antes y después de jugar y participar les midieron los niveles de oxitocina mediante un análisis de orina.
Luego, los investigadores le pidieron a otro grupo de participantes que se sentara en una habitación y tratara de evitar en todo momento el contacto visual con sus animales.
Descubrieron que el nivel de oxitocina en los participantes que habían pasado mayor tiempo haciendo contacto visual con sus mascotas era 20% más alto. En cambio, los niveles de la hormona en quienes no habían podido mirar a sus mascotas fueron levemente más bajos que al inicio del estudio.
El contacto visual es positivo para el vínculo entre el dueño y su mascota. Un aumento excesivo de esos niveles de la "droga del amor" podría explicar por qué jugar con perros puede mejorar el humor y reducir los síntomas de ansiedad y de depresión.
La oxitocina podría explicar por qué algunos dueños parecen tener más devoción por sus perros que por sus familias.